Los psicólogos no son para nosotros.
Tiempos de psicólogos.
En secundaria, mientras los problemas familiares aquejaban, aproveché los servicios de psicología escolar. Luego, me derivaron a un psicólogo profesional cubierto por el seguro, junto a unos 5 chicos.
Al llegar mi turno, el psicólogo cumplió con sus preguntas rutinarias. Dedujo que la razón por la que lo visité fue por problemas familiares, sugiriendo a mis profesores que me acompañaron que, sería recomendable llevar a mis padres. Fue la única vez que vi al psicólogo por el seguro escolar.
Cuando comuniqué a mis padres la cita que tenian con el psicólogo, no lo aceptaron. De haber asistido, quizá hubieran tomado conciencia. Para ellos mi desenvolvimiento era normal, cosa que no los culpo, porque a largo plazo sirvió para ver la vida con mayor responsabilidad de lo que cualquier persona en situaciones distintas pudo haberla tenido.
Terminado el colegio, parecía que nada había cambiado, los sentimientos vacíos seguían, por lo que voluntariamente, tuve que buscar un psicólogo estatal, -decepción-. El psicólogo cumplió con una rutina de preguntas que las hacen todos y como me vio extremadamente ingenuo, se comportó de una manera criolla en pocas palabras algo mal educado. Concretó con una simplesa fría que mi caso era pereza, como si con un vago tratase.
Sin importar que los problemas familiares fueran graves en determinados momentos, la raíz de mi verdadero problema era la hipoacusia. Aún así, no era en citas con psicólogos donde tomé conciencia.
Ya acostumbrado al vacío interior con el que tenía que convivir. Pensé en "independizarme", es decir, hacer mi vida por mí mismo, fuera de mis padres. Me puse a estudiar carreras cortas é intentar trabajar a la ves.
La conciencia creció por negación.
Me di cuenta que no era aceptado en los trabajos que quería y, en aquellos que conseguía con mucho esfuerzo é insistencia, era todo un lío. Para comunicarme adecuadamente pedía a personas de confianza que lo repitieran hasta 3 veces y, en quienes no confiaba, simplemente fingía que los escuchaba, lo que traería luego varias confusiones y sobre todo, mi imágen quedaba en el absurdo de la inactividad, de la insociabilidad, de la timoratez.
Error, me dije a mí mismo que era tan sociable como cualquiera y que el único defecto era el oído izquierdo que no captaba sonido alguno. Iba tomando conciencia de que el sonido no llegaba a mí como debía ser. Aunque aún no sabía que por el oído derecho era acúfeno.
Recurrí a una consulta de otorrino, de un hospital estatal.
El otorrino me analizó y me preguntó si trabajaba, porque era importante que trabajara para poder costear los gastos, le dije que sí, me invitó a su consultorio privado donde había herramientas para el tratamiento, era vergonsozo decir que ganaba poco porque a la edad de ese tonces cualquier chico ya tenía un flujo de dinero como para costearse algo que quizá yo no podía. Al final no acudí a la cita, por el temor de saber el precio y la idea de no poder costear el tratamiento. Decidí seguir viviendo como siempre. De esto es lo que me avergüenzo ahora.
El que persevera triunfa.
Sé que a pesar de la gravedad de los problemas que se puedan tener, en mi caso, no tomar conciencia de una alteración en el oído, los agravó, un psicologo para mí no fue la solución.
Lejos de mi ciudad natal, después de muchos años batallando para desenvolverme en algún trabajo, en los cuales no puedo durar mucho tiempo. La idea de cómo conseguir por primera vez unos audífonos para la hipoacusia está haciéndose más materializado.
Gracias a algunas personas que sin saberlo, el poco apoyo brindado es muy importante y necesario para facilitar la meta. El que tenga alguien que me brinde un empleo y hacerme sentir que duraré mucho tiempo para mí es un gran apoyo, el que tenga personas con quien desenvolverme y aunque ingenuamente me comprendan, para mí es fabuloso. Espero que con la ayuda de Dios, todo marche como estoy planteándolo y así, pueda contar con unos audios.
Fortaleza.
Si leen éste artículo, recuerden que, es mejor tomar conciencia de lo que probablemente se tiene y, buscar apoyo como sea, no caer en el pesimismo, si tienen a alguien que pueda apoyarlos, reciban la ayuda, si están solos, muévanse solos. No dejen de buscar lo que desean, no se rindan.
Recuerden también ser concientes, realistas, concienzudos. Anteriormente tenía un mito que me lo cree y me lo apliqué de manera negativa. "Si pienso que estoy mal, en realidad estaré mal y si pienso que estoy bien, estaré bien, la mente lo es todo". Buena frase, hay que saber enfocarla. Sin embargo la convertí en motivo mental para no preocuparme en solucionar el dilema hipoacúsico, pensando que un "milagro" sucedería.
Hay que romper ciertos paradigmas. Todos somos concientes realmente de lo que hacemos, así como lo que podamos tener. Seamos responsables con nosotros mismos.
Lean ésta artículo, es muy bueno: Carta a un Soñador http://goo.gl/gXIeT
Saludos.
Éxitos!!!